Oscar Cáceres
RESET - Mentoría para el éxito

¿Por qué mentimos?

Mentir es un acto de violencia. Es un engaño deliberado y consciente y ocurre cuando alguien intencionadamente tergiversa los hechos esperando que quienes le escuchan le crean por lo tanto, mentir es un acto violento.

Las crisis de confianza en las familias, en las organizaciones, en los equipos de trabajo y en los países ocurren cuando se han detectado las mentiras o existen sospechas fundadas de que se nos engaña. Cuando nos damos cuenta, dejamos de creer, de dar “crédito” en quién o quienes hemos confiado pues confiar implica abrir nuestra vulnerabilidad frente a quien pensamos que, con fundamento o no, no nos dañará pudiendo hacerlo.

Sin embargo al escudriñar un poco más profundo en las razones por las cuales mentimos, nos damos cuenta que esos motivos por lo general no tienen que ver con violentar o hacer daño como como motivación principal. Por lo general mentimos por temor.

Sentimos temor desde nuestro Ego que a veces se transforma en pavor, y eso nos gatilla este acto violento que es mentir. Y este temor se esconde en los albores de nuestra vida; se origina al nacer cuando experimentamos el temor a la soledad al quedar sin la compañía de nuestras madres en nuestras cunas experimentando el desamparo más tenebroso; temor a la escasez cuando deseabamos nuestro alimento tibio proveniente del pecho de nuestras madres y nos sometieron a horarios y nos impusieron límites para que no “manipularamos”. Miedo al abandono del afecto de nuestra madre, en fin la lista es larga pero podemos resumirlo en un profundo “temor a la perdida”.

Es así como el niño le miente a sus padres por temor a perder su afecto y amor; el marido le miente a su mujer engañada por el mismo patrón, porque a pesar de buscar por fuera de la relación saciar su hambre de amor, teme perder el afecto de quien le ha acompañado en su peregrinar familiar. Miente el directivo que tras magros resultados de su gestión oculta los resultados “maquillándolos” por temor a perder el reconocimiento de sus jefaturas y de sus iguales; mienten las areas de prevención de riesgos de las compañías al mostrar estadísticas con datos de accidentes CTP (con tiempo perdido) sin hacer visibles la potencialidad de accidentes ni las tendencias por miedo a perder sus fuentes de poder, mienten los trabajadores frente a errores cometidos por temor a perder sus puestos de trabajos; miente el que seduce por temor a perder la conquista y finalmente, miente la elite política por un temor inconmensurable a perder el poder, el estatus quo, el afecto de sus partidarios y los onerosos ingresos de los cuales hacen gala frente a una ciudadanía con una creciente crisis de confianza.

 

La verdad tiene dos premios, credibilidad del resto y una profunda sensación de paz por vivir en armonía con lo más elemental de la moral humana: “no hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.

 

 

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